viernes, 20 de marzo de 2009

Bizcochocidad: 0

Cuando usted está a un pelo de graduarse, cuando se embarcó en una monografía a la que le huían hasta los o las que tenían promedio de 4,8 en la facultad, cuando usted está ad portas del examen para una especialización en estadística y tiene que quemarse en un mes las pestañas que le quedaron vivas del pregrado... Cuando usted ha logrado mantener de manera estable y bonita una relación con alguien, cuando logra ser una de las pocas primas que no tiene bebés ni está preñada ni es la moza de un traqueto ni se gasta la plata del semestre en operarse las tetas. Cuando a usted la quieren y sus amigas o amigos dicen que usted es hasta chévere... Todo eso, para que cuando usted se encuentre con su abuelita, a ella sólo se le ocurra decir: "Mija, ¡cómo se puso así de gorda!".

Entonces usted se pone a dieta y dice: no mas pizza con borde relleno de queso y palitos de vainilla con helado a las 11 PM. No mas desayunos de domingo entre semana. No mas mini-baldes con helado de C&W. No mas onces nunca mas. No mas taxi o buseta para ir de la entrada de la 26 a la Hemeroteca. Usted decide que volverá a lucir como cuando era impúber: una sola baba larga insípida que podía ingerir cantidades industriales de lechona con banano y no engordaba ni un centímetro. La diferencia es que ahora para lucir así usted debe sólo lamer la cáscara del banano (y eso, como para no quedarse sin potasio) y oler de lejos la lechona, deprimiéndose por ver esa aflicción que tiene el manjar en el hocico asado y que es causada por esa frialdad e indiferencia con que usted la trata ahora.

Cuando usted por fin volvió a ponerse esos jeans que tenian aaaaaños guardados en el clóset, cuando se volvió el modelo a seguir de su amiga-lamásgorditadelgrupo, cuando ya tiene la disciplina de hacer dos desayunos diferentes en su casa (uno normal para el novio, y uno de pabellón de enfermos terminales, para usted), cuando ya tiene el valor civil de ir a "El Corral" y pedir ensalada, usted se encuentra con su abuelita adorada para que ésta le diga: "Mija, ¡cómo está de achilada y de fea! Menos mal hice masato y arroz con leche, para que coma algo porque así usted se ve muy triste".

La bizcochocidad y yo no nacimos para estar juntas.

7 comentarios:

Marco dijo...

bueno... eso se compensa con la esbeltez de cerebro que te gastas... no crees?

Mafe dijo...

Tu tienes UNA abuelita, yo... tengo DOS tías bien jodonas y bien gordas que me dicen que estoy mofletuda y celulitica, que mire como están ellas que ya bajaron 1 kilo (lo cual representa el 0.000001% de las dos tías JUNTAS).

Ya lo dijiste tu, no seremos famosas y ricas, pero somos toda una sabrosura.

Ana M. dijo...

Marica, Mafe... ¡Choca esos cinco!

@LargoL dijo...

pero queremos fotos para votar !!!

Ivan Andrade dijo...

Jajajaja, bizcochocidad, que buen término.

Y definitivamente mucho valor civil pedir una ensalada en El Corral. Yo moriría de pena moral.

Saludos.

Alexillopillo dijo...

Es que no hay quien tenga contentas a las abuelitas. Si yo me iba un fin de semana de paseo, la mia solia decirme al llegar "mijo, pero como esta de DESNUTRIDO y FLACO... es que no comio nada por alla?"

p.s. ademas quien necesita bizcochidad con esa manera de escribir tuya? :-p

Susana dijo...

A mí la que me dice que estoy gorda, fea, mal vestida, pálida, desarreglada y loca es mi mamá. Y vive conmigo.